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Porque los BDSMeros también lloran

Porque la gente del mundo del BDSM también llora, ríe, se cansa, tienen problemas, son felices, tienen familia, les gusta le cine, tienen su corazoncito, porque no son robots ni dioses de antaño, porque son personas reales, como tu y como yo, por que una cosa es el personaje y otra la persona real.

Uno de los mayores errores que comete la gente cuando conoce a alguien importante es idealizarlo, convertirlo en mito, en dios y todas esas cosas que suelen hacer los fans y admiradores por sus ídolos, sus dioses modernos, y eso en el fondo no es más que una idealización de la persona sobre el personaje, ya sea un futbolista de élite o una Domina profesional. Porque estas personas cuando dejan el balón o la fusta y llegan a casa son personas normales a los que, por ejemplo les puede gustar la música clásica o la jardinería, ya que estos “dioses” son seres normales, que sienten y padecen, sufren y ríen, aman y lloran. Y toda esa adulación puede ser malo (me viene a la memoria cierto jugador de fútbol lusitano que dice ser el más guapo, el mejor futbolista y el más rico, alimentado por toda una legión de babeantes fanáticos y nada mas lejos de la realidad) cuando algún personaje toma posesión de la persona real y este acaba con el ego más hinchado que un globo aerostático.

En nuestro maravilloso mundo del BDSM también pasa, y con mucha frecuencia, que la gente adule mucho o idealice al personaje más que a la persona real, que se trate al personaje como una Diosa o un Dios de antaño y que la persona real acabe muy cansada de ello y quiera simplemente que se le trate como a una persona normal, con respeto de igual a igual.

Porque amigos míos, Las Dominas, los Masters y esclavos profesionales como amateurs, son personas reales y tienen los mismos problemas que tenemos todos en la vida real, muchos tienen hipotecas y gastos diarios, hijos, familia, amigos de verdad que tienen su vida y sus problemas, muchos sienten y padecen, lloran, ríen, aman, les gusta el cine, la buena música, se enojan con cosas de la vida real, porque a la gente del BDSM también nos preocupa, nos importa, porque no somos dioses, somos personas.

Como ya he comentado en otras ocasiones, el BDSM es un juego erótico, una experiencia única, un placer para los sentidos, cada jugador tiene un personaje mientras juega, luego en el mundo vainilla, el mundo exterior, es una persona con dos piernas y dos ojos, con sus cosas como todas las demás, deja el personaje aparcado para la siguiente partida del juego. Cada personaje es especial, Dominante o sumiso, Maestra o esclavo, Master o esclava, es su personaje para el juego, solo y exclusivamente para el juego. Está muy bien reunirse con otros amantes de BDSM y seguir cierto protocolo, o llevar las reglas de la casa de la reina de Inglaterra a raja tabla, está bonito seguir con el juego, con pinceladas del BDSM en medio del mundo vainilla pero sin llevarlo al extremo, está bien, pero estar todo el día con el personaje cansa, agobia mucho día tras día con la máscara puesta, no se como en el mundo vainilla hay gente que vive con su personaje 24 horas al día y acabar cuerdo, pues extrapolar esto al mundo BDSM, y me diréis que hay que estar loco, si es de locos.

Hay gente que necesita tomarse unas cervezas con los amigos y echarse unas risas, porque no son dioses ni nada por el estilo, me imagino que es lo que le pasa a algunos actores, famosos y deportistas, que la gente los trata como dioses y lo que desean es que los dejen tranquilos con sus vidas.

Ser fan (fanático positivamente, no obsesivamente) de alguien o algo está bien, es como un hobby, el problema es cuando ese fanatismo se vuelve en contra de la persona deseada, se le idealiza tanto por un montón de gente, que si no estás en tus cabales la persona empieza a creerse que el personaje es real, esto es malo para los que se creen el personaje de verdad, la máscara que se ponen para jugar toma posesión del ser real y se cree su propio mundo de fantasía, alimentado por los fans que idealizan al personaje, a todas horas y en todos lados. La persona que es consumida por su personaje pierde el norte, y cree que todo el mundo está a su servicio, en el caso de Dominas y Master, ya sean profesionales o no, se convierten en una persona desagradable para todo aquel que no le baile el agua, ya que necesitan alimentar ese ego inflado, al final perdiendo su circulo de amistades, porque ya no soportan al personaje y este al final se queda solo, ya que los fanáticos son seres bastantes inestables: hoy eres la reina o el rey, mañana mendigas en el arroyo.

Desgraciadamente he conocido casos así,  y al final todos han acabado igual, algunos los superan otros no, otros siguen creyéndose dioses de su propia fantasía.

Así que los que estáis empezado en este nuestro mundo BDSM tened cuidado si sois Dominante porque tener control de sumisos no os lo da en el mundo real, tened cuidado los sumisos en vuestra entrega, no idealicéis a la persona que os Domina, es una persona real, como tú, como yo, como el vecino de enfrente, porque entregaros a alguien que no esta en sus cabales es peligroso. Lo suyo es que juguéis y que después tengáis vuestra vida real.

Lo bueno es que cuando estas con gente del mundillo y hay cierta confianza con ellos, te das cuenta de que son personas reales de carne y hueso, que tenemos un vínculo con ellos, el BDSM y te das cuenta que estas personas son reales y que necesitan esta realidad, que la fantasía y el mundo BDSM está muy bien, pero no es la vida.

Admira a la gente por lo que son realmente, admira a la gente por sus virtudes, admíralas por lo que son capaces de enseñarte, pero no son dioses son seres reales, porque todos somos seres reales.

Ilustración: Victoria Francés.

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