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FANTASÍAS BDSM: ¿Cómo debemos vivirlas y cómo pueden contribuir a mejorar nuestra vida sexual?

Las fantasías sexuales son ficciones dedicadas a estimular efectivamente nuestro deseo/apetito sexual y muchas veces son la expresión de fetichismos y deseos reprimidos.

Muchísimas personas se acercan al BDSMK atraídas por la curiosidad, muchas veces dicha curiosidad surge de una fantasía sexual recurrente que está relacionada con el fetichismo, la estética o las dinámicas sadomasoquistas. Seguro que much@s de nosotr@s, en nuestro despertar sexual adolescente, hemos tenido fantasías relacionadas con el BDSMK que condicionaron nuestro acercamiento al mismo, muchas veces de forma inconsciente, porque en esa etapa temprana de nuestro desarrollo no éramos capaces de delimitar siquiera la denominación de lo que nos excitaba.

Las fantasías sexuales, en tanto y cuando son la expresión y el desahogo de pulsiones sexuales, han sido históricamente demonizadas, eran consideradas la manifestación de la tentación de la carne o de la perversión morbosa, y por supuesto las fantasías de carácter sadomasoquista eran las más depravadas y pecaminosas de todas. En la actualidad la actitud ha cambiado y se aceptan las fantasías sexuales como algo natural, pero aquellas de carácter BDSMK aún son incluso mal vistas por gran parte de la gente y por la sociedad.

Las fantasías sadomasoquistas suelen asustar e intimidar, o bien porque expresan prácticas no convencionales de sexualidad o bien por su intensidad, su carácter transgresor e incluso amoral, jugando con cosas tan delicadas como la violación, la sumisión femenina o la tortura.

¿Es lícito tener fantasías masoquistas o sádicas? ¿fantasear con violaciones y torturas, supremacismo o actos sexuales extremos? La respuesta es sí, es incorrecto censurar una fantasía sexual, lo que se debe censurar es pretender reproducir en el mundo real esas fantasías si van a suponer un acto alejado del consenso, la salud y la seguridad de los participantes. La mayoría de las fantasías están diseñadas
para excitarnos, pero no para ser reproducidas en la vida real si es imposible adaptarlas a unas dinámicas basadas en las reglas del SSC.

Tener fantasías sadomasoquistas no es negativo ni debe hacernos pensar que somos un@s desviad@s, esas fantasías son una expresión «exagerada» de una pulsión sexual interna, que deberá ser convenientemente adaptada a las reglas del SSC si se pretende proyectar en la vida real.

Debemos, por lo tanto, afrontar nuestras fantasías con naturalidad, sin que nos avergüencen o escandalicen, debemos compartirlas con nuestra pareja y amig@s íntimos en un contexto distendido y sin tabúes, analizarlas y discutir sobre su viabilidad en el contexto de una sesión.

Compartir nuestras fantasías libremente propiciará una muy buena comunicación con nuestra pareja o compañer@ de juegos, manifestará nuestros deseos y fetiches y ayudará a crear una vida sexual satisfactoria y plena, sin inhibiciones que puedan acotar nuestro disfrute mutuo.

Resulta muy positivo tener muchas, muy variadas y complejas fantasías, dado que eso es síntoma de una saludable imaginación y creatividad, un elemento fundamental de nuestra vida sexual. Compartir fantasías con nuestra pareja propiciará que se creen dinámicas de complicidad que favorecerán vuestra conexión y el mutuo entendimiento, a la vez que se crearán ocasiones para elaborar fantasías compartidas que amb@s desarrollareis junt@s, enriqueciendo vuestra vida sexual con el tiempo y creando lazos de compatibilidad entre vuestros fetiches.

 

Ilustración: mfaddi

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