Me encerrasteis un 13 de marzo, “Prohibido salir de casa”, dijeron. “Prohibido acercarte a nadie”, dijeron. “Prohibido coger el coche”, dijeron. “Prohibido viajar”, dijeron. Prohibido, Prohibido, Prohibido… Dijeron…

Durante 52 días, cumplí vuestras leyes, pero había algo que no habíais previsto, algo con lo que no contabais. El día 52 Mi Señor M dijo: VEN. No pregunté, no dudé, había dicho Ven

Bajé al coche, me senté y esperé, a que Él me dijera: Arranca. No se cuánto esperé, pero cuando lo dijo apreté el volante con las dos manos, encendí el motor y conduje, conduje hasta Él…

Atenta, sabía que podíais estar detrás de cualquier curva, a la salida de cualquier rotonda, lo sabía, pero no me importaba, por encima de vosotros estaba que Mi Señor M, había dicho Ven.

Y fui.

Hace tiempo alguien me dijo: “Cuando te vea pasar entrar en el túnel que yo controlo, conozco tu coche, bajaré las barreras y no te dejaré pasar”.

Lo miré y le respondí: “Si quiero pasar no serás tú quien me pare, no será la barrera del túnel que tu controlas. Si quiero pasar, pasaré, porque me la llevaré por delante, saltaré por encima, pasaré por debajo, abriré un agujero en la pared, en el suelo o en el techo de túnel, pero ten por seguro que pasaré, te lo garantizo”

Y Mi Señor M dijo Ven… y fui…

Qué valiente te ves, temblando de miedo pero arriesgándote a vivirlo.

Autora: PSDM