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SERVICIO DE CHÓFER

Mientras voy conduciendo el plug que llevo puesto no deja de vibrar intensamente a intervalos regulares, tal como me ha ordenado Mi Señora Domina Kass. La excitación que me produce esta situación hace que mi miembro se apriete dentro del la funda del aparato de castidad, estirando del anillo que rodea los testículos que lo mantiene en su sitio sin que pueda salir.

Mi Ama quiere que hoy lleve las dos cosas. Al principio resultaba bastante molesto, pero ya he conseguido acostumbrarme. Pero a ella le gusta ir incrementado el nivel para que no me acomode demasiado. No sé qué tendrá pensado para las próximas ocasiones, pero estoy deseando averiguarlo.

Como casi todos los viernes me ha pedido que pase a recogerla para llevarla a la danza. No suele fallar casi nunca, y yo tampoco. Es un honor para mí que me permita hacer este tipo de servicios para Ella. Es un momento que espero con impaciencia durante la semana, que hace que mi vida sea un poco menos monótona y aburrida. Se agradece después de estar tanto tiempo sentado delante de la pantalla de un ordenador.

Le llevo los plátanos, las galletas de chocolate y los chicles que me ha pedido Mi Ama. Según me ha dicho hoy no ha podido comer casi nada. Me lo ha ordenado muy poco tiempo de antelación, y he tenido que salir corriendo a buscarlo. Le gusta improvisar sobre la marcha, pero a veces pienso que solo lo hace para divertirse… Mi Señora es bastante perversa. Ha sido muy estresante porque he tenido poco tiempo para colocarme el plug y el cbt. Pensaba que no me daría tiempo para llegar a la hora que me ha dicho, pero por suerte ya tengo bastante práctica y puedo hacerlo bastante rápido. El navegador me indica que llegaré a tiempo, así que ya me puedo relajar un poco.

Llego justo a tiempo al sitio indicado y le envió un whatsapp:

– Ya estoy aquí Señora.

– Ahora bajo.

Aunque llegue a la hora siempre le gusta hacerme esperar. Cuando llega la saludo besándole la mano, como siempre.

– Buenas tardes Señora.

– Buenas tardes.

Luego le abro la puerta del coche, espero que se haya acomodado, y la vuelvo a cerrar con cuidado.

– Aquí tiene lo que me ha pedido, Señora.

– Muy ben. ¿Qué estás haciendo?

– Poner el destino en el navegador, Señora.

– Te he dicho muchas veces que quiero que lo hagas sin ayuda. Ya deberías saber el camino de memoria. ¿Llevas todo puesto?

– Si Señora.

– Muy bien.

Durante el trayecto tenemos una conversación muy agradable, como siempre. Es un rato de intimidad donde podemos hablar tranquilamente. Me siento muy afortunado por poder compartir estos ratos de intimidad con Mi Señora. También aprovecha para hacer una llamada, y puedo oírla hablar en su idioma natal.

Hoy se la ve especialmente animada y contenta. Es una de las cosas que más admiro de Ella… Su desbordante vitalidad, su sonrisa permanente y su capacidad de desconectar y no dejar que las preocupaciones de la vida le afecten. Transmite sensación de seguridad, y de tenerlo todo bajo control.

Estamos parados en un semáforo a la altura del parque de Joan Miró y decide tirar la cascara del plátano que acaba de comerse por la ventanilla, sin inmutarse.

– Tranquilo, no te van a mular por eso… Es biodegradable y cayó encima del césped.

– Si Señora.

Ya estamos a punto de llegar al destino.

– ¿La paso a recoger a la hora de siempre?

– Si, a la hora de siempre,

– No lleva reloj Señora.

– No, con las prisas se me ha olvidado. No sé si me daré cuenta de la hora…

– No sé preocupe. Que se divierta, Señora.

– Gracias. Pásalo bien tú también.

Después pongo camino a Montjuïc, que está muy cerca y hay sitio para dejar el coche. Mientras estoy allí doy un paseo para hacer tiempo antes de volver a recogerla. Resulta muy morboso tener que esperar dando vueltas con el plug y el cbt mientras Mi Ama se divierte.

Vuelvo hacia el coche subiendo por la Avenida María Cristina, para salir de vuelta con 10 minutos de antelación, y no hacer esperar a Mi Ama.

Cuando llego todavía no ha salido, así que doy una vuelta a la manzana porque allí no se puede parar… Y luego otras dos vueltas más, hasta que me escribe para decirme que ya ha salido, y llego hasta donde se encuentra.

– ¿Cómo ha ido Señora?

– ¡Genial! Como siempre. Un día tienes que probarlo… Creo que te irá bien.

– Cuando quiera, Señora.

– Pues el próximo día te vienes conmigo.

– Si Señora, será un placer.

Después de otro rato de agradable conversación llegamos a la puerta de su casa.

– Buen servicio.

– Gracias Señora.

– Cuando llegues a casa puedes quitarte el cbt, pero no el plug todavía. Cuando estés me avisas y te daré instrucciones.

– Si Señora

Me bajo para abrirle la puerta y despedirme besándole la mano de nuevo.

– Buenas noches Señora

– Buenas noches. Recuerda lo que te he dicho….

Autor: Minique de Kass

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