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ROL EQUINO

Es siempre interesante la adopción de un rol de animal doméstico por parte del sumiso/a, pues subconscientemente se acepta (por ambas partes) que un animal no tiene ni derechos, ni la menor opción de rebelarse con éxito, más bien al contrario, toda desobediencia es corregida a base de castigos, sin que socialmente haya ningún reparo.

De hecho, para enfatizar este rol de animal doméstico, con el término “pony” me referiré tanto a ponygirls como ponyboys.

DE ESCLAVO/A A PONY

¿Cómo transformar a nuestro sumiso/a en dócil pony? Lo veremos desde dos ángulos: Comportamiento y equipamiento.

COMPORTAMIENTO

Nuestro nuevo pony debe acatar unas pocas, pero estrictas, normas hasta que le indiquemos que deje de ser pony para volver a su condición de esclavo/a humano. Jamás debe hablar, ni siquiera intentarlo, pues la mayor parte del tiempo se lo impide el bocado.

Durante los primeros adiestramientos es recomendable forzarle a que hable a base de preguntas, recriminaciones o lo que se nos ocurra para hacerle hablar cuando no debe. Eso nos proporcionará motivo de castigo y al pony, razones dolorosas que le harán ser más pony en adelante.

Sólo puede expresarse a través de relinchos, resoplidos, pataleos o miradas. Como la palabra clave para interrumpir no podrá (aunque lo intente) ser pronunciada, deberá ser sustituida por una actitud, gesto, postura o similar, como caer de rodillas, por ejemplo.

Debemos prestar especial cuidado a las limitaciones de nuestro pony y estar atentos a su resistencia, pues sufre un notable esfuerzo físico junto con una limitación en su expresividad, y aflojar el ritmo o hacer descansos ante la duda.

Tampoco podrá emplear las manos para nada, salvo cuando deba estar a cuatro patas. En ningún caso las utilizará de modo humano, como coger objetos, rascarse o tocarse. Aunque habitualmente le sea imposible por medio de arneses o ataduras, debemos reprimir esa tendencia en los momentos que no sea así. Además la imposibilidad de tocarse le hará más sensible y agradecido a nuestras caricias, palmadas cariñosas en la grupa, rascarle la cabeza, etc.

Del mismo modo, es incapaz de alimentarse por sí mismo y depende de su Amo/a, que decidirá lo que comerá, cuándo y cómo. Esto, que a priori parece casi una carga para su Amo/a, en realidad da mucho juego como táctica de dominación y humillación. Imaginad que habéis dado una buena caminata por el monte (uno en el que no haya paseantes, o sea muy improbable) con vuestro pony, al que además habéis hecho correr de vez en cuando. Aún mejor si tenéis carro y es el pony quien tira mientras vosotros dirigís y lleváis la fusta para que mantenga el ritmo.

Al mediodía, Amo/a y pony tienen un hambre de caballo, valga la redundancia. El hambre y vuestra fusta obligarán a comer al pony del bol que le habéis preparado con algo entre humano y herbívoro como lechuga, zanahoria, fruta, maíz, cereales de desayuno… todo ello bien troceado y sin aliñar (es un pony, ¿no?) pues no tiene más remedio que comérselo metiendo la cabeza en el bol, manteniendo las manos fuera de uso. Si además no le gusta la verdura, es otro castigo… Para beber, lo mismo, no olvidéis que el ejercicio hace perder mucho líquido, y si le obligáis a beber en grandes cantidades tendremos otra faceta de humillación a considerar.

Su sexualidad y necesidades fisiológicas están también en nuestras manos, al igual que como esclavo/a, aunque en una línea diferente. Como veremos más adelante, sus posibilidades varían en función del arnés que decidamos colocarle, pero en función de un mayor realismo del rol, deberíamos autorizarle (en el campo o en su establo, si tenemos) a aliviar vejiga y recto cuando le apetezca, pero sin variar su postura, en pie o a cuatro patas. En cuanto a su excitación sexual, la condicionaremos básicamente por medio del arnés, como también se verá más adelante, o bien si preferimos ver a nuestro pony completamente desnudo, sin arnés, podemos (principalmente en caso de un macho) autorizarle a excitarse o no antes de la sesión como pony.

Aunque nadie puede decirle a un potro que no se excite, sí podemos advertir a nuestro pony que esa excitación será reprimida sin miramientos. Claro que esto es al gusto de cada cual, personalmente opino que es más interesante ver a un sumiso excitado, pero que no puede siquiera tocarse.

LA LIMPIEZA DEL PONY

Es más que aconsejable despojarlo del equipamiento de cuero que le hacemos llevar normalmente, para que no se moje, el cuero es poco amigo del agua. Lo más adecuado es lavarlo a base de manguera de jardín, un cubo con agua jabonosa y un guante de ducha de crin (realmente apropiado, ¿verdad?), de los que rascan.

Si no se dispone de manguera, siempre podemos simularla en la ducha desmontando el “teléfono” y usando el agua fría. En el campo, basta con acercarse a un arroyo y lavarlo a base de cubos de agua. (Recuerda que el agua de arroyos no es potable, por cristalina que parezca).

ADIESTRAMIENTO

Por último, y quizá lo más característico de este rol es adiestrar al pony a llevar el paso que queramos. Sin duda habéis visto la típica imagen en películas del oeste del vaquero haciendo dar vueltas a un caballo en torno a él. Pues es así de sencillo adiestrar a nuestro pony (de pie con las manos en la espalda).

Sujeta al pony del extremo de una rienda más larga de lo normal, para que cada vuelta sea una distancia aceptable, con tu mano o enganchado a un poste y ponlo a trotar alrededor.

Durante sus primeros entrenamientos, es muy recomendable acompañar las órdenes de aumentar velocidad (chasquidos de lengua, “arre”) de uno o dos azotes para que el pony los acabe relacionando y responda con rapidez en el futuro sólo con oír nuestra voz.

Podemos diferenciar básicamente tres velocidades para el pony: paso, trote (más o menos rápido) y galope o carrera.

El paso es caminar normalmente y permitiremos esto al pony cuando lo veamos demasiado fatigado, para empezar, etc.

El trote está a medio camino entre correr y andar. Es importante obligarle a llevar un trote elegante y que levante las rodillas hasta la cintura. Nuestro pony se verá estimulado a hacerlo bien por medio de nuestra voz y nuestra fusta, vara… al gusto.

El galope es simplemente correr, para cuando queramos llevar al pony a su máxima velocidad. Podemos elegir entre el galope o un trote rápido, más vistoso, al ir levantando bien los muslos el pony, pero más lento y fatigoso, por tanto podrá mantenerlo menos tiempo.

Para adiestrar al pony a cuatro patas, también lo más práctico es hacerle dar vueltas alrededor, sólo que en esa postura no puede correr, sólo desplazarse a cuatro patas más o menos rápido.

No olvidemos que el rol de pony exige esfuerzo y una cierta forma física, que si no se tiene, se irá consiguiendo poco a poco, otro punto positivo de este juego. Por tanto deben tenerse presentes las precauciones habituales en la práctica de deportes como calentamientos, estiramientos, toma abundante de líquido, etc.

EQUIPAMIENTO

Los elementos que rodean el rol equino (ponyplay) son casi tan variados como deseemos, pero veremos lo más representativo de esta técnica de dominación.

BOCADO/ARNÉS DE CABEZA: Quizá lo más representativo del pony como tal, y su elemento de control por excelencia. El bocado suele consistir en una barra de goma o caucho que lleva el pony mordido (de ahí usar un material flexible) en la boca. Lo fijamos por medio del arnés de cabeza, una serie de tiras de cuero que rodean la cabeza de nuestro pony como la cabezada en un caballo.

Con el bocado impedimos al pony hablar, mantenemos su boca en una posición fija y semiabierta que aumenta su humillación al denegarle expresividad facial y provocarle incomodidad y pérdida de saliva por los labios, como un esforzado equino.

Los bocados pueden ser de otras clases, incluso la clásica mordaza de bola sirve como tal, pero la característica fundamental es que unimos los extremos de la rienda a cada comisura de la boca, lo que nos permitirá controlar el movimiento del pony a través de la rienda.

Tirando de un lado, el pony se ve obligado a girar en esa dirección, y tirando de ambos hacia atrás se detendrá o aminorará la marcha, según la presión que apliquemos. Los bocados para tu pony puedes adquirirlo ni más ni menos que en una tienda de aperos para caballos, son bastante baratos. Después es relativamente sencillo adaptarlo para el uso de tu sumiso/a.

Los arneses para la cabeza también admiten variadas posibilidades, como situar un penacho de plumas en lo alto de la cabeza, cascabeles, morros de caballo postizos, más o menos elaborados, etc. Lo importante es que fijen el bocado en el hocico de nuestro pony firmemente, asegurando nuestro control sobre él.

Estos tipos de bocados con arnés para la cabeza ya te los tienen que fabricar algún artesano del cuero o bien buscarlos en tiendas especializadas y sobre todo, puedes encontrarlos a través de Internet.

Es un complemento muy interesante una venda o un antifaz ciego de cuero para el pony, que puede ir unido o no a la cabezada. Colocándoselo conseguimos que tenga que avanzar según nuestras órdenes de velocidad y dirección en completa ceguera, entregándose así completamente a nuestra voluntad.

Como sabéis, la privación de visión sitúa a nuestro sumiso/a en un estado de temerosidad y vulnerabilidad que acentúa su natural propensión a la obediencia, circunstancia a la que ambas partes sacamos partido. Ten en cuenta que en este caso tú eres los ojos del pony, así que estate atento a las irregularidades del terreno.

Algo tan aparentemente falto de peligro como una piedra puede causar un esguince, un tropezón o una caída, pues es más difícil mantener el equilibrio con las manos a la espalda.

ARNÉS: El arnés corporal del pony admite también infinidad de variantes y posibilidades. En cierto modo podemos compararlo con el chasis de un vehículo al que se fija motor, carrocería, transmisiones, etc., y da rigidez al conjunto.

El arnés resalta y ciñe los pechos en las ponygirls, las manos son fijadas al arnés para impedir su uso, bien a la espalda (lo más habitual) o en otras posiciones. Su rigidez y relativa incomodidad también evita que se mueva demasiado sin nuestra intervención.

En cuanto a la fijación de las manos al arnés, ten en cuenta que es importante evitar que las nalgas queden cubiertas por las manos, de modo que perderíamos acceso a la principal zona de castigo del pony. Pueden fijarse a diferentes alturas desde la zona lumbar hacia arriba o bien cada mano a una pértiga del carro, en caso de que lo dispongamos a tirar de él.

Es frecuente que el arnés incorpore un ancho ceñidor de cuero al que se unen las pértigas del carro, otras veces se emplean corsets, según criterio de la parte dominante, si busca un aspecto más femenino o más animal. Es en la zona lumbar donde se suele poner una cola de caballo postiza para mejorar su aspecto y contribuir a que asuma su rol equino.

El collar, en caso de emplearse, une la parte superior del arnés por delante y por detrás. Si no se emplea, el arnés se sujeta en la parte superior simplemente pasando las cinchas por los hombros.

Los caballos reales no usan collares, aunque en contadas ocasiones sean sujetados por una cuerda al cuello. Por tanto, si somos un poquito puristas, prescindiremos del uso del collar y mantendremos el control del pony a través del bocado, tanto para hacerle moverse como para dejarlo atado de las riendas donde nos parezca.

La parte inferior del arnés está tensada y fijada a través de la entrepierna, lo que requiere nuestra especial atención, pues hemos de decidir qué hacemos con el ano y los genitales de nuestro pony.

ARNÉS (ingle): Es de particular interés que el pony, además de no poder acceder a las partes más íntimas de su cuerpo con las manos que tiene fuera de uso, sienta sus genitales y ano restringidos, expuestos, o en cualquier situación que le haga sentirse íntimamente bajo nuestro dominio y control.

Podemos ceñir esta zona simplemente con una correa de cuero que pase entre nalgas y labios vaginales en las yeguas e igualmente para potros, sólo que con un aro para ceñir la base del pene y del escroto, saliendo una correa hacia el vientre y otra hacia atrás, entre las nalgas.

Partiendo de este esquema básico podemos irlo mejorando a nuestro gusto, cambiando el aro por una jaula para el pene o cualquier otra restricción genital masculina, a la que podemos fijar un cascabel o una campanita en la punta, o un aro al que unir una correa para tirar del pony. Es una buena ocasión para insertar en sus orificios corporales bolas chinas, consoladores, plug anal, etc.

El plug anal, además puede llevar una cola falsa de caballo en su parte exterior, que es más humillante e incómoda para nuestro pony que la de la zona lumbar, pues la siente menearse en su recto y azotarle suavemente entre las patas, aunque quizá sea menos estética.

También es frecuente el empleo para fijación inferior del arnés los cinturones de castidad relativamente cómodos, pudiendo ser éstos con consoladores o lisos. O bien es posible pasar cinchas por la parte exterior de la entrepierna, dejando totalmente expuestos y libres ano y genitales, pudiendo así manipulárselos en cualquier momento a nuestro antojo sin tener que soltar nada, y para que el pony pueda aliviar sus necesidades según le apetezca, con “naturalidad”.

Estos tipos de arneses son complicados de encontrar. Puedes recurrir a un artesano del cuero que te los fabrique o bien buscarlos por Internet, donde son relativamente fáciles de encontrar, eso sí, importándolos del extranjero, ya que en nuestro país prácticamente ninguna empresa está especializada en este tema y lo que encuentras en sex-shops, virtuales o no, no suele cumplir con la mínima calidad exigida, aparte de ser exageradamente caros.

PIERCINGS: Un piercing en la nariz acentúa el aspecto animal de nuestro sumiso/a, ayudándole a identificarse en su nuevo rol. Los piercings en los pezones, labios vaginales o en el glande son soportes ideales para pesas, cascabeles o campanitas, si bien en los pezones o el prepucio pueden emplearse pinzas para este fin.

Los cascabeles son un complemento equino clásico donde los haya, y podéis imaginar la delicia de las campanitas tintineando mientras vuestro pony trota sin descanso animado por vuestra fusta.

Además, también son en sí mismos un peso colocado en la parte del cuerpo del pony que decidáis, que le dará tirones a cada paso. Basta con que le pongáis más cascabeles o campanitas o más grandes, hasta conseguir el peso deseado.

Los aros en los pezones nos permiten también unirlos al arnés mediante cadenitas o cuerdecillas, manteniéndolos tensos. O bien unirlos entre sí dejando colgar la cadena que los une.  Otra posibilidad es unirlos a la cabezada (el arnés de cabeza) de modo que restringimos su movilidad.

CALZADO: Los zapatos y botas de tacón tienen una estética innegable, pero para correr y trotar no son muy aconsejables, sobre todo en el campo. Más prácticas son las botas de suela plana, cortas o largas de cuero o fieltro negro (o del color del arnés, para cuidar la estética) que sujetan los tobillos y al tener cierto peso, añaden más ruido al pisar con fuerza, y esfuerzo a la cabalgada.

Rizando el rizo, hay botas-pezuña (muy difíciles de encontrar) para ponys humanos, que dan una imagen alucinante, pero en terreno irregular tienen el mismo inconveniente que los tacones.

No deja de ser interesante someter al pony a una sesión de entrenamiento sobre arena descalzo y completamente desnudo, sin arnés y sujeto por el bocado. La desnudez integral le hará sentirse más como un animal en nuestras manos, y además es sano para los pies y más cansado de lo normal.

CARROS/TIRO: Uno de los elementos más lúdicos de este rol animal y de dominación es adaptar un carro al pony, para que nos transporte y le dirijamos como a un caballo de verdad.

Del mismo modo, en la línea de los percherones, podemos hacerles arrastrar pesos por el suelo, a los que nos podemos encaramar, admirando la tensión de sus patas y grupas, azotando éstas para que el esfuerzo no decaiga y no olviden quién manda.

Las pértigas del carro suelen unirse al ceñidor de la cintura, quedando precisamente las nalgas al alcance del instrumento correctivo que usemos. En otros modelos podemos ver una sola pértiga entre las patas del pony, de clara simbología fálica.

Pero a nuestro pesar, una vez más, estética y práctica son inversamente proporcionales, ya que rozará algo el interior de los muslos.

No es fácil encontrar un carro de pony humano a la venta… lo normal es construirlo uno mismo o adaptar cualquier otro tipo de carro para este cometido.

SILLA: Hay sillas de montar para el pony a cuatro patas o en posición bípeda. Las primeras vienen a ser como las de los caballos, pero más pequeñas.

Podemos usar una de caballo, pero quedaría grande. Una de pony (de verdad) sería adecuada.  Hay que fijarla justo delante de la grupa para evitar que las patas delanteras se fatiguen demasiado pronto, cosa que sería inmediata si la colocamos más cerca de los hombros. Es mejor fijarla al arnés para evitar roces en la piel del pony.

La silla para posición bípeda es similar, aunque donde antes estaría la espalda, ahora colocaríamos una especie de respaldo que al adquirir el pony la posición vertical, se convierte en asiento.

ESTABLO: Se puede acondicionar un pequeño establo para el pony en un pequeño trastero, con que quepa el pony tumbado, vale. La puerta, lo más rústica posible, y que se cierre y se encienda y apague la luz desde fuera. Si no es fácil conseguir paja para el suelo, se puede sustituir por serrín, que es menos engorroso de manipular y más higiénico.

El establo es donde guardamos al pony si no lo usamos, y donde pasa la mayor parte de su tiempo, por lo que debe disponer de comida y agua que pueda tomar sin usar las manos. Hará sus necesidades en un rincón del establo, sobre el serrín. Es por esto que el serrín es mejor que la paja, aunque sea menos realista.

Debemos prestar atención a que nuestro pony no se quede frío en su establo, ya que la inmovilidad favorece esto.

O bien caldeamos este espacio, o enfundamos al pony en una segunda piel, de látex o del material que deseemos. También podemos hacer que se eche al suelo el pony y cubrirlo con una manta que no se debe quitar, porque luego no tendrá manos para volver a ponérsela.

Es muy conveniente situar argollas en la pared del establo para atar al pony, por el bocado, o de otras maneras, para manipularlo con comodidad. Inmovilizado sobre el serrín en la postura que deseemos, está a nuestra disposición para azotarlo, depilarlo, lavarlo, cepillarlo, aplicarle enemas y cualquier cosa que deseemos hacer con nuestro indefenso animalito.

PIEL DE PONY: Como comentaba sobre el establo, enfundar al pony en una segunda piel tiene la ventaja de protegerlo del frío, algo muy a tener en cuenta si no es verano. Te aconsejo dejar al aire pezones e ingle (o al menos, en contacto directo con el arnés) con lo que nuestro sumiso/a seguirá sintiéndose desnudo y vulnerable. Podemos mejorarlo aún más si la “piel” es de tejido cálido y elástico en vez de látex y es un color natural de caballo o la decoramos como tal.

Si enfundamos al pony haciendo calor, conseguimos una molestia más añadida al esfuerzo físico al aumentar su sofoco, aunque si el tiempo lo permite, deberíamos aprovechar para ver a nuestro pony al natural.

Y ya sabes, disfruta, diviértete y no olvides usar lo más importante, la imaginación.

Vik.

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