Tenemos la habitación de hotel para nosotros toda la noche. Era una noche fría y llevaba mucho esperando este momento.

Llevas el corsé que te mandé y el choker de la última vez.

Te sientas a los pies de la cama, me dirijo hacia ti y te señalo al suelo. Ya sabes lo que tienes que hacer porque me conoces bien. Te arrodillas gateando sobre la moqueta esperando la siguiente orden.

Mientras me miras lascivamente tu lengua sale juguetona esperando algo a cambio, meto mi pulgar en tu boca, te incorporas y pones las manos a la espalda aún de rodillas. Esa postura dócil me excita demasiado.

Buena chica, has cumplido con tu parte y ahora me toca a mí.

Me bajo la cremallera y acercas tu mano hacia mi sexo, sin vacilar te lo introduces en la boca. Suelto un gemido ahogado y sostengo tu cabeza con mi mano libre.

Agarro la correa que te cuelga del cuello y la paso entre tus pechos hacia abajo , (quiero que sientas el roce frío del cuero), la subo por tu espalda y tiro. Estás húmeda porque la correa se mueve con mucha facilidad. No pierdes el tiempo, juegas con mi miembro en tu boca, me dejas dirigirte sin poner resistencia. Mantengo la correa tersa y te mueves sobre ella con rapidez. Me miras de manera cómplice porque sabes que estoy disfrutando tanto como tú…