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LA TRANSFORMACIÓN EN SISSY SLUT (II)

SEGUNDA PARTE 

 

Era de noche cuando bajamos por las escaleras, y a unos escasos metros se encontraba una farola, donde conocí a Luna y a Coral. Nos dirigimos hacia la farola, tenía cada una a cada lado, Luna me cogió de la mano y me enseñó el territorio donde debía estar yo y pasear de forma exhibicionista, Coral se fue a un extremo de la calle diciéndome: “Celeste recuerda las pautas”

—Respira hondo y recuerda que estamos nosotras aquí y yo a primera hora estaré más cerca tuya, no muestres signos de debilidad —dijo Luna y se separó de mí unos metros y se metió en su papel igual que Coral.

A mí no me quedaba otra, con las piernas temblorosas empecé a caminar y a dar esos paseos, andar con mucho cuidado porque era la primera vez que estaba con zapatos de tacón en la calle.

—Suelta las caderas y que se mueva lo más bonito que tienes puta, ese culazo —decía Coral desde lejos.

Yo tenía una mezcla rara dentro del cuerpo, por un lado el morbo de verme ahí vestida de chica siendo observada por los coches que pasaban,  y por otro el miedo de tener que verme a solas con un desconocido, el temor de si no estaré a la altura de las exigencias del cliente, tenía una mezcla de emociones encontradas en la cabeza, más los recuerdos de las pautas que tenía que seguir según Coral,  decidí abrir mí bolso y sacar un cigarrillo y fumármelo. La primera vez que iba a fumar, me lo puse en la boca y lo encendí.

—Cada vez te pareces más a una de nosotras, puta —me dijo Coral desde lejos.

En la primera calada me tragué todo el humo y empecé a toser y Luna se rio y se acercó a enseñarme a fumar diciéndome:

—Para de dar la nota puta, aprende a fumar en condiciones o te doy dos guantazos.

La forma en que me habló Luna me acojonó y decidí prestar más atención a lo que estaba haciendo, se separó unos escasos metros de mi, y veo un coche que se acerca disminuyendo la velocidad, yo empiezo a llamar la atención con movimientos de cadera suaves y sexuales, el coche se paró a mi altura, me acerqué y observé había dos ocupantes en la parte delantera del vehículo, en un segundo pensé, “mi debut, es lo más fuerte que puede pasar, un trío con dos hombres”, pero pensé “bueno estoy para eso”, me acerqué más a la ventanilla, el copiloto la  bajó  y me miró de abajo arriba:

—Buenas noches, ¿desea algo? —le digo.

—Buenas noches señorita, ¿me puede enseñar la documentación? —me dijo el copiloto.

Me quedé congelada e inmóvil, el primer vehículo era un coche secreto de la policía, acto seguido se baja el copiloto identificándose como agente de la autoridad, me pidió mi bolso, lo registró y tomó mis datos, yo no podía articular ninguna palabra por los nervios que corrían desbocados por dentro de mi, al devolverme el bolso, el agente me dijo que era un registro rutinario, que si tuviera algún problema no dudase en contactar con ellos, con la policía, que ellos están para darnos protección, y continuaron con la marcha. Al irse ellos me notaba humedad, y no porque me había excitado el pedazo de tío, era por mis nervios y lo que pasé, me había meado encima, a lo lejos sólo podía escuchar las risas de mis dos compañeras, Luna se me acerca y me dice:

—Celeste has pagado la novatada, vamos al coche para cambiarte de tanga, ya solo te queda subirte con un cliente verdad.

Nos fuimos al coche, en un momento sequé mis partes mojadas, Luna me buscó en el maletero del coche un tanga seco y me lo dio para que me lo pusiera. Regresando a nuestro lugar de trabajo, Luna me dio ánimos y volvimos a colocamos cada una en sus lugar, encendí un cigarrillo y cuando me quiero percatar, me encontraba sola, los dos pilares que me apoyaban en esa situación se habían marchado con un cliente cada una, reculé unos metros hacia dentro, para esperar a que alguna de mis compañeras llegase, porque al verme  sola en esa situación me sentía insegura. A eso vi un coche que se acercaba a la altura del sitio que ocupa Coral, se detiene el coche y se abre la puerta del copiloto, efectivamente se baja Coral, que se despide de conductor  de una forma amable y sexual, al darse la vuelta y observar que yo no estaba en el borde de la carretera, donde es más visible, disimuladamente echó a andar hacia mi, y cuando se encontraba a una corta distancia de mí, ¡plas, plas! me soltó dos guantazos sin mediar ninguna palabra.

—Te lo mereces, eso y más, por no estar en primera línea visiblemente.

En el transcurso de la bronca llegó el coche con Luna, que desde lejos vio la incidencia y se bajó del vehículo de su cliente y se dirigió hacia donde estábamos Coral y yo preguntado —¿qué ocurre para este alboroto?—, Coral no tardó ni un segundo en poner a Luna al tanto de lo ocurrido, sin más

—¡Plas, plas, puta, que te has creído tú, ya está bien de estas tonterías, o te pones en serio a trabajar o te las tendrás que ver con nosotras dos!, ¡¡ya ni una más te vamos a dejar pasar!!

Después del incidente se fueron cada una a su sitio, yo con un nudo en la barriga del mal rato que había pasado, me incorporé a mi lugar de trabajo y empecé a insinuarme a los coches que frecuentaban la zona, cuando ya estaba más tranquila internamente, se acerca un coche disminuyendo la velocidad, yo notaba que mis dos compañeras me estaban observando desde lejos con lupa, tenía una mezcla de emociones recorriendo todo mi cuerpo: tenía miedo por irme con el cliente, tenía también miedo en no irme con el cliente, porque sabía que mis dos compañeras iban a ser bastante más duras conmigo, multitud de conflictos internos tenía… se detuvo el coche a mi altura, bajó la ventanilla, yo poniendo todo mi lado más sexual me acerco a la ventanilla del coche, y empiezo una conversación:

—Buenas noches.

Buenas noches cielo —dijo el cliente.

—¿Desea algo?  —dije humedeciéndome los labios.

—Si cielo, me gustaría estar un rato contigo.

—Son 30€ la mamada y 40€ el completo.

—De acuerdo.

Sensualmente me subí al coche, con un miedo interior intenso, lo primero que hice fue echar una mirada generalizada por si veía algo raro nada más entrar en el vehículo, y no vi nada anormal, empecé a tranquilizarme, me preguntó el cliente el lugar donde tenía que llevarme para estar íntimamente los dos, le indiqué el lugar donde teníamos que ir, yo nunca había estado. Arrancó el coche, pasamos por delante de Luna, me di cuenta que me hizo un gesto con el pulgar hacia arriba, al dar la vuelta en una rotonda, observé que Luna ya no se encontraba en su lugar de trabajo, y Carol si estaba en su lugar, pensé que Luna se había ocupado igual que yo, y ya empecé a estar más pendiente del cliente que de mi entorno.

Enseguida se fueron los conflictos internos que tenía, me di cuenta que estaba muy serena y tranquila y empezó a correr por dentro de mí cuerpo la necesidad de estar con ese hombre, llegamos a un gran aparcamiento de poco tránsito, con poca luz, dos o tres coches muy separados, pensé que en alguno podría estar Luna, pero no lo sabía con seguridad, nos ubicamos separados de ellos, al llegar a un extremo del descampado del aparcamiento, me di cuenta que nos seguía otro coche, puse un poco de atención disimuladamente en mi retrovisor para ver qué podía pasar, me percaté que era el coche de Coral y al pasar otra vez por nuestra zona, Luna no se encontraba ya, automáticamente recordé la frase que me dijo Luna en un momento “Celeste nunca estarás sola al principio, yo estaré a tú lado”.

Ese recuerdo fue un chute de motivación, me metí más en mí papel, le pedí al cliente el dinero  que sin ningún problema me dio el máximo de mi tarifa, me lo guardé en mi bolso, en una zona segura y saqué un preservativo y volví a colocar el bolso en una zona segura dentro del coche. Me quité el abrigo, me subí la minifalda que llevaba y empecé a desabrochar los botones de la camisa de mi cliente, tenía un pectoral duro, le pegué un pellizco en el pezón derecho, el cliente me sonrió, me fui para abajo, le desabroché el botón del pantalón, metí la  mano derecha por el interior del pantalón del cliente, ufff iba muy bien armando, se lo sobé por encima de sus calzoncillos, se lo aparté un poco, el cliente reaccionó con un placer infinito, le bajé el calzoncillo y con mis uñas empecé a pasar por toda su longitud de pene, cada vez que pasaba mis dedos por su miembro, más duro se la notaba, empecé a humedecer mis labios, signo de estar deseando poder introducirlo en mi boca, le puse el preservativo, tragué saliva, abrí parcialmente mis labios solamente lo justo y necesario para introducir con un roce sexual su hermoso pene en mi boca, empecé a chuparla, cada vez aumentaba la velocidad de introducción y extracción, así un buen rato, al cliente lo notaba satisfecho, me saqué la pierna izquierda del tanga, dejando el orificio de mi culito sin obstáculos ninguno, la busqué, me senté encima de ella, dejándola en la puerta de mi culito, empezó a hacer presión sobre mi orificio para que entrarse por el culito, mmmm que placer, toda por mi culito, mmmm, que placer sentí dentro mí, ya no quería que eso terminarse, empecé a botar encima de él, me solté los pelos, y al rato, noté que se le había bajado, ya se había corrido, yo con mucho cuidado, me la saqué, le di una toallita húmeda para que se limpiase, yo cogí otra para limpiar mi culito, que había disfrutado como nunca, nos colocamos cada uno nuestra ropa.

—¿Todo bien? —me preguntó.

—Si amor, ya sabes donde estoy para cuando te apetezca —le dije.

Arrancó el coche y se dispuso a llevarme al lugar de donde me recogió, salimos del aparcamiento y nos cruzamos con el coche que estaba estacionado, y efectivamente estaba ahí Luna en el coche Coral, Luna estaba pendiente de mi, cuando llegué al lugar de donde me había recogido el cliente, no había nadie, pero no me aterré, me bajé del coche como si viniera de dar un paseo, me coloco bien la minifalda y después el abrigo, y cuando termino de colocarme la ropa veo aparecer a Coral.

—Celeste niña, ¿qué tal te ha ido? —me preguntó.

—Pues muy bien.

Más tarde llega Luna a nuestra altura y dijo emocionada y alegre:

—Coral no te lo vas a creer, Celeste ha estado ocupada con un cliente en su coche.

—Pues si te cuento yo lo que he visto con mis propios ojos te mueres, Celeste se ha  bajado del coche como si nada —dijo Coral a Luna.

Así que estábamos hablando las tres y en un descuido, me separé un poco de Luna y Coral, y se paró otro coche, cuando se dieron cuenta, se escuchó una voz desde lejos, “mira la Celeste lo puta que nos ha salido, nos damos la vuelta y engancha cliente la muy zorra”.

 

 

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