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ILUSTRACIONES FEMDOM By BLACKVELVET (III)

El poste de Cerbero

 

 

Cerbero es el guardián del inframundo en la mitología griega. Un perro de tres cabezas. Aquí tenemos dos. Dos sumisos que unidos por una cadena en el cuello forman un mismo cuerpo junto con el poste. Compiten por alcanzar y adorar el trasero de cuero de su Ama. El que se quede rezagado recibe un incentivo con un látigo de cola corta. Pero tirar de la cadena implica acortarla por el extremo opuesto, donde está la cabeza del adversario. Un juego cruel donde sólo puede ganar uno. ¿Cuál será el premio? ¿Y el castigo?

 

 

 

Dildo empalador

 

 

En los sótanos del centro de detención, el sospechoso es encadenado a la pared y forzado a permanecer en cuclillas. Debajo de él, justo parcialmente introducido en su ano, un dildo elástico de proporciones descomunales. Si se descuida, el juguetito puede introducirse aún más en sus entrañas. Sólo la confesión y la autoinculpación le pueden ayudar. La Guardia Femenina es un servicio de policía secreta que no escatima en métodos de tortura. En ocho horas el reo estará cantando la traviata en la sala de interrogatorios…

 

 

 

The Bell-man

 

 

 

Inspirado en uno de tantos comics hentai de esos que ilustran tan bien la cultura bedesemenera en Japón, the bellman es el sumiso convertido en campana, cuyo ‘badajos’ son agitados por las Damas para tocar las horas. En el comic original era un mirón condenado por espiar los lavabos de señoras de un gimnasio. En lugar de ir a prisión, daría las campanadas de año nuevo de forma tan singular como sugiere mi adaptación; y los gritos del ‘compañero’ son los tañidos de anunciación. Y si, la capucha es lo que parece, un glande enorme. Las dominatrices en Japón suelen aparentar una fragilidad y dulzura inusual, al igual que su elegancia; pero muchas de las prácticas son de una rudeza tal que en nuestra cultura occidental a la mayoría de los sumis nos resulta una auténtica locura incluso presenciarlas. No se limitan sólo a la cera y al shibari (que también  resulta de una complejidad extraordinaria); allí el BDSM es un arte, y la imaginación de sus artistas no conoce límites. Beber de sus fuentes ayuda a estimular la inspiración, y parafraseando a Lope Vega: “Quien lo probó, lo sabe”.

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