Últimas entradas

Contacta con nosotros

Síguenos en las redes

FRUSTRACIONES

Frustraciones, esas terribles e inútiles frustraciones.
Sí, las hay… en determinados momentos las hay.
Ser sumisa te llena, te hace sentir bien, te hace feliz, debe hacerlo… si no es así algo falla. Pero no es un camino de rosas, hay momentos difíciles en los que puedes sentirte frustrada. Es importante tenerlo claro. El balance final siempre es positivo, pero hay momentos duros que si no son bien gestionados pueden tener efectos nefastos.
Como sumisa, mi cabeza a veces funciona a una velocidad o en una dirección que no es la correcta. Soy perfeccionista, lo reconozco, es bueno serlo pero es un arma de doble filo. A veces quienes somos así, nos exigimos demasiado a nosotras mismas y no nos damos cuenta de que nadie nos pide ser perfectas, de hecho nadie nos exige nada, solo nosotras nos exigimos. Cuando nos hallamos inmersas en algo, cuando decidimos que allá vamos, lo hacemos con todas las consecuencias, queremos hacerlo lo mejor posible, nos informamos, absorbemos toda la información que cae en nuestras manos (en mi caso, soy lectora compulsiva incurable), tenemos criterio suficiente como para sacar nuestras propias conclusiones después de haber revisado todo el material que hemos encontrado, nos marcamos el objetivo de ser las mejores, de poner todo de nuestra parte, de darlo todo. Y empezamos a ser críticas, las más críticas con nosotras mismas.
Querer hacer las cosas bien es algo positivo, pero a veces olvidamos que puede haber imprevistos, que algo puede no salir como esperábamos, que nuestra propia reacción ante algo puede no ser la esperada, mil cosas… Y no nos paramos a pensar que las matemáticas están muy bien pero en determinados ámbitos no son aplicables.
Y además, a veces olvidamos que somos únicas y no podemos evitar compararnos. Como mujeres y como sumisas somos únicas. Gran error compararse con alguien. Y aunque nos lo digan, aunque sepamos que no tienen sentido esas comparaciones, las hacemos durante un tiempo hasta que nos damos cuenta del daño que nos hacemos a nosotras mismas al compararnos.
Y entre unas cosas y otras, es fácil que en algún momento surja alguna frustración, muchas veces sin sentido. La mayoría de las veces carecen de razón, pero no nos damos cuenta de ello ya que únicamente nos centramos en lo mal que nos hace sentir. Y así no vamos bien.
La frustración cuando aparece es devastadora, te hace pensar que estás fallando, como sumisa piensas que estás decepcionando a tu Señor… No hay peor sentimiento para una sumisa que ese… el pensar que le fallas, que le decepcionas, que no eres capaz de darle lo que Él merece, lo que Él espera de ti, lo que le gustaría. Y así vas alimentando tú sola una frustración inútil que además no suele tener una base real más allá de tu cabeza. Porque en el mundo real, ese que tiene lugar fuera de tu cabecita, nadie te está exigiendo lo que tú te estás exigiendo. Y sobre todo, nadie te reprocha nada ni te hace sentir tan mal como tú misma lo estás haciendo.
Bien sabe Usted, mi Amo y Señor, mi querido Lord MC, que alguna vez me he sentido así. Y he tenido la gran suerte de tenerle siempre a mi lado, ha sabido siempre sacarme de ese estado de frustración y hacerme ver que no tenía ningún sentido sentirme como lo hacía. Fuese cual fuese la causa, tanto en algún momento puntual durante una sesión, como en alguna conversación, o respecto a algún tema que rondara esta cabezota mía (con complejo de noria) día tras día.
Visto desde fuera parece fácil gestionar esas frustraciones con la ayuda de tu Señor, pero se requiere por Su parte un amplio conocimiento de Su sumisa para poder transmitirle la seguridad que le falta en ese momento, para hacerle ver que esa frustración no tiene sentido, no lleva a ningún sitio, no hace ningún bien a ninguno de los dos, pero sobre todo a ella misma. No es tarea fácil para un Dom reconocer esos sentimientos y encauzarlos debidamente. Me provoca admiración la habilidad que tiene para ello. Admiración y agradecimiento.
El diálogo en este punto es esencial. Poder contarle a mi Señor mis miedos, mis inquietudes, mis dudas, las cosas que se me pasaban por la cabeza (“mis cosas” las he llamado alguna vez), me ha ayudado siempre mucho. Es la única manera posible de deshacerme de esas frustraciones que a veces aparecen. La comunicación, la confianza, la sinceridad, la honestidad, la transparencia… son básicas en cualquier relación, pero en mi opinión son mucho más importantes en una relación D/S. Gracias a ellas, una mente sumisa puede funcionar a la velocidad y en la dirección adecuadas. Sin ellas… creo que (al menos para mí) sería imposible.
© ladymarian[AgustínCortésLordMC] 2017

Publicar un comentario

Acceder

Registro

Restablecer la contraseña

Por favor, introduce tu nombre de usuario o dirección de correo electrónico y recibirás por correo electrónico un enlace para crear una nueva contraseña.