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BDSM EN TIEMPOS DE CONFINAMIENTO

Mientras la gente normal piensa en cómo salir de ésta, cuándo podremos volver a la normalidad y qué pasará una vez ésto llegue, a mí me ha dado por divagar en cómo se lleva confinamiento, sexo, bdsm y demás cosillas inútiles propias de estos tiempos convulsos. Las expongo abiertamente, porque aún todo cuanto antecede creo que tiene su aquel. Ilustran unas amigas que pasaban por aquí y no tenían nada mejor que hacer.

1-PIENSO EN LAS PROFESIONALES DEL SECTOR

Puedo hacer extensible ese pensamiento a las profesionales en general, e incluso a todo aquel/la que trabaja en negro o es autónomo. Pero vamos a focalizarlo en las Dóminas profesionales que viven de esto, a las de verdad, no las findoms de pacotilla del tocho de más abajo, y que no pueden hacer sesiones presenciales. ¿Cómo lo estarán pasando? ¿Son muchas las que tienen otro empleo/vida y esto es un sustancioso suplemento del que pueden prescindir? Si no es el caso… ¿pedirán tributo a sus sumisos/clientes más fieles para capear el temporal? Cuando esto pase… ¿habrá un boom de ofertas? Son divagaciones serias, sin ninguna maldad ni ironía.
Leí o vi o, no se qué ya, un reportaje en el cual los servicios de sexo de pago seguían, como sigue la vida y como seguía habiendo alcohol durante la ley seca. Jugándose la vida, sorteando el confinamiento a saber cómo, acudían a domicilios “de estrangis” porque había quién no tenía otra forma de ganarse la vida y para ellas no había ertes ni ayudas que valieran. Esa noticia, aunque obvia, me produjo una enorme tristeza. Era sobre las profesionales del sexo en general, pero he visto mensajes de alguna Dómina profesional diciendo que “yo no atiendo durante el confinamiento, no como otras”.
Pero cuando todo vuelva a la normalidad… ¿qué pasará? Porque ya nos han dicho que nada volverá a ser normal. Si en condiciones normales ya hay que ir con precaución en el sexo de pago, tanto por una parte como por la otra… ¿qué pasará entonces? ¿Atenderán a todo aquel que presente certificado médico? ¿Iremos a aquellas que lo tengan? Una profesional de verdad limpia exhaustivamente utensilios y juguetes, pero… ¿qué sensación tendremos al pedir que nos aten o nos pongan una mordaza? ¿Nos los traeremos de casa? ¿Estaremos atados a una cruz cubierta de plásticos desechables para que no nos de cosica? ¿Habrá latigazos con guantes, insultos tras una mascarilla? ¿Nos seguirá dando morbo el sado medical?

2-PERO ES QUE ADEMÁS PIENSO EN….

Los amantes con doble vida que no se pueden ver y apenas hablar.

Los sumisos que, como yo, tienen un bote de monedas para tener una sesión real cuando todo esto pase (aunque sea con mascarilla)

El reportaje que venía el otro día en no se qué diario sobre que se han disparado la venta on line de consoladores y juguetes sexuales.

Enlazando con lo anterior, parece que la mezcla de estar en casa, ansiedad, no poder hacer lo que nos gustaría aunque cuando podemos no nos guste y lo salidos que estamos ya habitualmente, con el nada despreciable añadido de que estamos en primavera y somos en el fondo biología (sólo somos física y química, que diría Severo Ochoa), dispara la libido cosa mala y anda la peña con calores.

Las parejas que, confinadas y aburridas, prueben estos juegos.

Si se es más sumiso/a en una relación que, al pillarles separados, no puede haber sesiones físicas. Yo pienso que, como el bdsm tiene un gran componente mental, esta falta de sesiones físicas refuerzan la parte mental y, por ende, el sentido de pertenencia.

Lo que se haya disparado el consumo de porno en Internet. O no, que no lo tengo tan claro… estar encerrado con la pareja y los hijos…

Cómo les estará yendo a las findoms de las que hablamos el otro día, que no tienen competencia real…

¿Cuantas personas que tienen estas fantasías pero todavía no las han probado están decidiendo dar el paso porque no quieren ir a la muerte sin haber vivido?

Ahora que tenemos más tiempo… ¿cuántas lecturas de los MUNDOS DE GREY, de artículos sobre el tema, de libros sobre esta curiosidad insana se están desarrollando? ¿Cuántas acabarán en una nueva hornada de gente entrando en estos mundos?

Por cierto, tengo en mente post sobre lectura para estos días de confinamiento… Uno de estos libros es, evidentemente, las BEDESEMENIADAS, pero recuerdo que está agotado… las podéis disfrutar pinchando en la etiqueta del blog!

¿Cuántas de las personas que están confinadas, en pareja o no, van a quemar tínder o similares, desarrollando las fantasías que están teniendo estos días de infidelidades varias, perversiones (legales) varias, promiscuidades varias o cosas varias en general? ¿Abordaremos a la vecina del quinto como lobos? ¿Nos abordará ella? ¿Cuántos chats se están trabajando en espera de la ansiada libertad?

¿Esta terrible pandemia que estamos sufriendo viendo Netflix y atiborrándonos de comida basura nos está mostrando lo que en verdad queremos y valoramos? ¿Es el follar como si no hubiera un mañana, porque me han dicho en la enésima vídeo llamada que quizás no lo haya, una de nuestras aspiraciones más comunes y humanas?

¿Habrá sexo en las terrazas de los bares, atiborrándonos a cervezas con los amigos, porque queremos hacer todo lo que no hemos podido y deseamos a la vez?

Cualquiera de estos pensamientos daría un tocho de los míos para desarrollarlos, pero vamos a dejarlo aquí. Como diría aquel, lo malo que tiene el futuro es que acaba por quedarse antiguo, así que ya lo sabremos. Mi apuesta es que en nada volveremos a ser los mismos gilipollas de siempre. Estaremos ahí para verlos y, si nos aburrimos, haremos otro tocho sobre ello.

Tengan cuidado ahí fuera.

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